16 de junio de 2007

Un día mas, un día menos

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Levanto mi mano izquierda y lo acepto. La calle de niño me tatuó un nombre, y ese nombre aún lo conservo entre mis enciíllas: acepto esas noches en las que corría delante de dos faros y una sirena, llevando entre mis manos frutos prohibidos; acepto la vez que en surquillo vi esos 4 disparos a quema ropa y que cuando la ley me preguntó... negué todo, todo; acepto haberme despertado y no recordar nada, mientras mi madre lloraba porque solo tenía 14 años; acepto que odié a mi padre; acepto haber recibido golpes de otros por ser tan inocente al hacer negociaciones; acepto haber llorado porque me perdonen la vida, en una madruga frente a una playa de chorrillos; acepto haber estado durante una madrugada en una silla, junto a un serrano que me decía: te voy a hundir, vas a destruir a tu familia por payaso...; acepto haber golpeado a muchos, solo porque el estado mental de ese instante me lo pedía; acepto haberme llenado los pulmones de los desechos de una ciudad perdida; acepto haber pagado para pasar los años en el colegio; acepto que el alcoholismo me llevó hasta mis límites; acepto haber cogido una máquina fría y negra para decirle good bye a mi vida; acepto haber aprovechado el linchamiento de un representante de la justicia en plena Javier prado, solo por el gusto de sentir que me las estaba cobrando; acepto que nadie en esos días me quiso; acepto haber inducido a otros al mal; acepto haber renunciado a la felicidad y haberla cambiado por botellas y humo, humo, y mas humo... lo acepto.


Ahora, ¿me perdona y me deja entrar a su reino? o ¿me desprecia y hace que vuelva a divagar por la tierra?